El tortuoso camino de la nueva PAC sigue su lento camino. Mientras el Parlamento Europeo se prepara para el voto final del Plenario de octubre que dé luz verde a la reforma, sorprende que no se hayan escuchado críticas de los diputados de la Comisión de Agricultura del PE a esa fecha de votación, tras el informe del Centro Común de investigación (JRC) de la CE sobre el impacto de las estrategias “Biodiversidad” y “Del campo a la mesa”.
Por Esther Herranz. Experta en la UE y agricultura (diputada europea 2002-2019). Profesora y apasionada del sector agrario.
En dicho informe se recogen unas conclusiones que ponen en evidencia efectos muy perjudiciales para el campo europeo y que deberían haberse tenido en cuenta antes de la culminación de la reforma, pero no se han hecho públicas hasta agosto de 2021, lo cual demuestra un interés en que fuesen conocidas a posteriori de la tramitación de la reforma de la PAC.
Aquí, en España, vamos conociendo estos días algunos detalles del Plan Estratégico que diseña el Gobierno. Eso sí, a cuentagotas. Primero, asistimos a la reunión fallida de la sectorial, donde sólo se acordó que no se llegaba a ningún acuerdo entre el Ministerio y las CC.AA. Lo que se anunció como un principio de acuerdo fue todo lo contrario, se escenificó el desacuerdo total entre todos.
Luego nos llegó un bocado ligero, la propuesta para los diez sectores acoplados, con poca novedad, ya que España no consiguió en la negociación incluir algunos sectores, como la aceituna de mesa, una oportunidad que Polonia sí aprovechó al incluir su patata para fécula. Se ve que había gran interés del comisario Wojciechowski en el empeño y nadie aprovechó la situación con otras propuestas en sectores que también lo necesitaban.
El debate se puso más caliente con el malestar de unos y de otros por el destino de las ayudas y el concepto de agricultor profesional. Ahí se evidencian las tensiones por las enormes diferencias existentes en la caracterización de los productores.
El Ministerio de Agricultura ha decidido direccionar las ayudas al agricultor a tiempo completo, sin otras actividades de negocio, con lo cual aquellos productores que se confiaron en lo del agricultor pluriactivo de la reforma anterior pueden verse seriamente perjudicados.
De dónde venimos
Comprendo que no es sencillo el equilibrio y defiendo que los jóvenes necesitan acceso a la tierra, pero debería tenerse muy en cuenta de dónde venimos para no hacer discriminaciones que lleven a perjudicar innecesariamente a algunos perceptores de ayudas de la PAC actuales.
Estamos deseando también conocer por dónde van las ideas de los ecoesquemas y ahí está el quid de la cuestión, el gran asunto que hasta ahora no está nada claro.
El MAPA insiste en que está elaborando un Plan Estratégico para una PAC más justa, sostenible, social y que apoye la innovación y la digitalización. Esos son los requisitos que, efectivamente debería tener.
Sin embargo, las organizaciones profesionales agrarias (OPAS) se unen anunciando movilizaciones este otoño para exigir al MAPA otra forma de hacer las cosas y una propuesta de Plan Estratégico que haga de la nueva PAC una sostenible y razonable.
Menos promesas vacías, menos enroque y más transparencia, más agilidad y, sobre todo, más sentido de la realidad agraria que, por supuesto, no es ajena a la actualidad económica nacional y a los problemas, que no logra solucionar el Gobierno de España con la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), ni con la escalada de precios de la energía, luz y gas, que también repercute en sus explotaciones, riegos e insumos.
Otoño muy preocupante y muy tortuoso éste que ahora comienza. Tras la pandemia de la COVID-19, ahora llegan la incertidumbre y las protestas. Quienes nos ayudaron a comer en pandemia, merecen ahora más solidaridad y sentido común.
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