Bajo el lema “Ganaderos lácteos en extinción por culpa de la distribución”, el próximo martes 10 de agosto, a las 12 horas en Mercadona de Colmenar Viejo, la organización agraria UGAMA convoca una concentración protesta por los precios ruinosos que la industria y distribución ofrecen a los productores de leche.
La Unión de Ganaderos Agricultores y Silvicultores de la Comunidad de Madrid, UGAMA, “denuncia que las posibilidades de negociación de un precio digno que al menos cubran los costes de producción con la industria, a su vez sometida por la gran distribución, y con la colaboración necesaria de un Ministerio de Agricultura y Ganadería inepto, incapaz y sin ninguna voluntad política, es totalmente nula.»
«Ni el acuerdo lácteo, ni el paquete lácteo, ni ahora la Ley de la cadena alimentaria ha servido para dotar de una herramienta útil al eslabón más débil, sino todo lo contrario, arruinar un sector que hace veinte años contaba con 130.000 pequeñas explotaciones familiares, totalmente sostenibles, a menos de 13.000 actualmente. Muchas de ellas sobredimensionadas, para poder ser competitivas, por un modelo impuesto por la gran distribución, la cual abona por un litro de leche 1 céntimo más que hace 20 años.»
Además, destaca UGAMA, de la lastra que ha supuesto estos años, hay que añadir la subida desorbitada de los insumos como la luz, los forrajes, y sobre todo los piensos, en este último año, provocando que este sector esté a punto de desaparecer sin que nadie haga nada para evitarlo.
La organización destaca que en la Comunidad de Madrid tan solo quedan, desapareciendo a un ritmo de un 10% anual, 38 granjas de vacuno de leche.
UGAMA no se explica que, siendo España un país deficitario en leche, la que importemos de Francia se pague en origen 4 céntimos más cara que la española, a lo que hay que añadir el coste del transporte, unos 4 céntimos más, siendo estos 8 céntimos de diferencia suficientes para frenar esta sangría de granjas españolas y no encareciendo el producto al consumidor, a no ser que “supuestamente haya un pacto de precios totalmente prohibido por competencia pero muy difícil de demostrar. La industria láctea ya ha sido condenada por este motivo, y la gran distribución sea una vez más la que fija los precios tanto de compra como de venta.»
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