El ministro Luis Planas resaltó en su intervención en el Club Siglo XXI que le gusta sostener una dialéctica constructiva y que, ciertamente, había que elogiar, y mucho, al sector agroalimentario dado su eficaz trabajo durante la dura travesía de la alarma del Covid, sin que fallara ni un solo minuto el abastecimiento en pueblos y ciudades de España.
Por Jaime Lamo de Espinosa, director de Vida Rural
Querido lector:
El Club Siglo XXI de Madrid, fundado en 1969, tienes tras de sí una ya larga tradición de conferencias y debates que alcanzaron su cénit durante la Transición, pero cuya actividad ha seguido imparable durante esta última década promoviendo coloquios e intercambio de pareceres, siempre desde una perspectiva multidisciplinar y multipartidista en un equilibrio que dice mucho sobre sus principios inspiradores. Pues bien, el pasado 24 de febrero, el Club, a través de su presidente actual, Nicolás Redondo Terreros, invitó al ministro Luis Planas a intervenir sobre “El futuro del sector de la alimentación en España” y el ministro tuvo la atención de pedirme que hiciera ante el público asistente –parte presencial y parte telemáticamente–, la presentación de su persona.
Era fácil para mí, porque tengo en gran estima personal y profesional a Luis Planas y nos une a los dos, la cartera de Agricultura y una gran amistad, afecto y respeto mutuo nacidos a lo largo de los últimos años.
Describí su historial intelectual y político, resaltando su europeísmo y su condición de doble embajador ante Marruecos y ante la Representación Permanente de España ante la UE. Y desde junio de 2018, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España. Y destaqué que estamos en un momento de cambios profundos en esta nueva década, iniciada bajo la pandemia, época que no da tregua y para la cual la agricultura, la ganadería y la alimentación y nutrición española deben reorganizarse y reconstruirse. Destaqué que “Vivir es navegar entre los problemas” y que “La facultad de escoger los puntos esenciales de los problemas es la diferencia que existe entre los espíritus cultivados y los otros”, según Clarasó y Carnegie, respectivamente. Y afirmé que Planas sortea esos problemas, día a día, con un gran equipo.
Porque, sin duda, como ministro, vive un tiempo muy difícil pues pelea aquí por la Ley de cadena alimentaria y al tiempo debe afrontar lo que nos llega desde fuera como el cambio climático, las incertidumbres del Brexit, los aranceles de EE.UU que siguen con el nuevo presidente Biden, la nueva PAC y los fondos europeos, y todo ello en medio de diferencias de criterios intraespañoles y comunitarios. Y al tiempo colabora o discrepa con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en temas que van desde la España vaciada a la política de riegos o los problemas del lobo… Y naturalmente, estas reformas y cambios implican siempre romper inercias y algunas resistencias.
El ministro resaltó que le gusta sostener una dialéctica constructiva y que, ciertamente, había que elogiar y mucho al sector agroalimentario dado su eficaz trabajo durante la dura travesía de la alarma del Covid, sin que fallara ni un solo minuto el abastecimiento en pueblos y ciudades de España.
Y al tiempo, en este difícil año 2020 de la pandemia, el sector agroalimentario supuso el 11% del PIB, con 2,8 millones de personas empleadas y 117.000 millones de euros de producción y ha generado en el año exportaciones por valor de 55.746 millones de euros (un 3,9% más que el año anterior), con saldo positivo de 18.076 millones (un 28% más que en 2019). Es así el octavo exportador mundial y abre día a día mercados antes difíciles y hoy “cercanos” como China. Y es un sector potente y diverso con producciones continentales, mediterráneas y hasta subtropicales.
Estamos ante un tiempo de responsabilidades. La pandemia está cambiando nuestra economía, también la agraria. Es tiempo de grandes retos, de crear una nueva agroalimentación. Planas tiene una muy especial capacidad diplomática y embajadora para abordar las resistencias que encuentra a su paso. Porque todo ello debe discutirlo el ministro construyendo “La política de nuestra política”, es decir llevando hasta Europa y el resto de la aldea global, nuestros intereses y trayendo de la PAC europea lo mejor posible para nuestros agricultores. Lo que está haciendo, unos 47.000 millones para el nuevo periodo.
Por eso Planas señaló que sí, que todo está cambiando empezando por la población mundial que será de 9.000 millones en 2050 y habrá que alimentarla con menos tierras cultivadas y con una mayor productividad, merced al I+D+i, y los regadíos, de los que se manifestó entusiasta con su expansión y que nos aportan dos tercios de nuestra PFA. Son “la joya de la corona”, afirmó y deben participar en los fondos europeos a través de Seiasa. También se extendió sobre la cadena alimentaria y la ley actualmente en tramitación en el Congreso. Nos dijo que no hay alimentos baratos sino precios dignos al agricultor, es decir que compensen los costes de producción. Y que también la industria debe lograr ese precio justo al igual que la distribución. Y dio enorme importancia a esta ley y lo que pretende.
Como también lo hizo con otra nueva ley, que anunció, la de Pérdidas y Desperdicio Alimentario –gran novedad europea– cuyo objetivo es reducir las pérdidas que se producen a lo largo de la cadena, lo que va en contra de esa alimentación suplementaria que debe lograrse por razón del crecimiento demográfico antes aludido.
Y en ese contexto mundial nos recordó que “la falta de alimentos es otra pandemia”, que las cifras de la FAO nos dicen que mueren más personas cada año por hambre en el mundo, y de ahí que haya que combatir las pérdidas en la cadena para aprovechar mejor los alimentos que obtenemos día a día.
Más tarde señaló ciertos objetivos de la propia agricultura española: la producción sostenible, la economía circular, el uso de la inteligencia artificial, la robotización, la banda ancha –con sus favorables consecuencias sobre la España vaciada– el desarrollo de proteínas alternativas y la edición genética, temas todos ellos ya en fase de implementación pero sobre los que hay que avanzar a mayor ritmo. Se declaró un gran entusiasta de la Extensión Agraria, que impulsó en su etapa de consejero de la Junta de Andalucía, y mencionó la conveniencia de crear una nueva Extensión Agraria Digital para impulsar la modernización del campo. Y destacó, finalmente, como gran problema de hoy y del futuro el relevo generacional, “el más valioso”, dado que más de dos tercios de la población rural es mayor de 55 años.
A esta intervención le siguió un coloquio lleno de interés, coloquio en el que demostró su profundo conocimiento del campo y sus problemas. Fue una tarde rural en medio del ambiente cultural, intelectual y urbano del Club mencionado. ¡Enhorabuena ministro!
Un cordial saludo
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